miércoles, 10 de octubre de 2012

Jamás se me va a borrar de mi cabeza esa mañana de Junio, ese 27 de junio entrando al quirófano, mis piernas se hacían cada vez mas pesadas en cada paso, mi corazón cada vez latía con mas fuerza y el pecho se me abría a la mitad, se me desgarraba el alma de dolor por saber claramente lo que estaba por pasar… Mi bebe había dejado de vivir hacia ya 20 días en mi vientre y mi salud estaba en riesgo, había que sacarlo, arrancarlo de su lecho, arrancarlo porque mi bebe no se quería ir ni yo quería que se fuera… cuestiones físicas o médicas para algunos, cuestiones espirituales para otros, cuestión de amor y certezas para mi .. Jamás voy a dejar de pensar si no impedí que ocurriera el milagro, jamás voy a dejar de sentir que lo arranque de mi aun sabiendo que JAMAS hubiese hecho nada contra su vida… es más si me daban a elegir sin dudarlo la cambiaba por la mía con tal de no ver a mi bebe tan chiquitito partir… El dolor de lo que viví nada lo va a borrar aun sabiendo que ya no se podía hacer nada. Fue como tirar el primer puñado de tierra sobre un féretro, fue como si lo mirara por última vez a los ojos, pero mirando por última vez un monitor viendo su diminuto cuerpito en una ecografía… Mis últimos segundos aferrada a mi bebe no los olvidaré jamás, esa imagen es la imagen de mi propia cruz, mis brazos abiertos y mi cuerpo ya acomodado en la camilla, mis ojos empapados y mi cuerpo negándose a dejarlo ir… Ese día, irónicamente tal vez, día de mi cumpleaños, morí y nací de nuevo en ese quirófano… Murió gran parte de mi y nació un corazón nuevo y bendecido con un hijo angelical, un angelito que me costaba reconocer porque esperaba el milagro, sin entender que el milagro ya se había concebido en mi cuando su vida se inició en mi vientre. No puedo concebir el aborto “terapéutico”, no puedo… pensar esa misma escena que yo viví pero con un hijo vivo al que llevo a que torturen, desgarren y maten con violencia y odio… NO! JAMAS podría! Y no creo que nadie por mas creencia y educación que haya tenido pueda hacer y seguir su vida después de un acto de tanta crueldad y desamor, no solo con la vida de ese bebe sino también con la suya. Un hijo no buscado, no deseado o no esperado no tiene por qué ser un hijo odiado, no tiene por qué ser un enemigo del que nos tenemos que defender con la muerte… El estado DEBE hacer todo lo que sea para acompañar a la mujer que vive un embarazo de este tipo, acompañarla brindándole todos los cuidados y la contención y no “solucionando” el problema con un asesinato. Es un pensamiento muy aberrante y nazista del que JAMAS voy a formar parte aun cuando me tilden de ignorante, de estúpida, de ultracatólica irracional y millones de pensamientos que se que tienen muchos en contra mía por estar a favor de la VIDA! Todo horror que haya vivido una mujer no se borra con otro horror… hay que curar con amor y contención y no con la sangre de los inocentes! SEÑOR, PROTEGE Y SALVA A LOS NO NACIDOS! MADRE, ACURRUCA SOBRE TU PECHO A NUESTROS HIJOS CON TU SANTO AMOR MATERNAL! PADRE, PERDÓNANOS
… NO SABEMOS VALORAR TU DON DE VIDA! te AMO bebe... besitos al cielo♥♥♥

domingo, 26 de agosto de 2012

En unos días mas mi sexta hija va a cumplir tres meses… ella es hermosa, es pura luz y alegría, sin embargo no es mas ni menos que ninguno de mis otros hijos, es mi hija mas pequeña, mi segunda bebe arcoíris! Si soy feliz? Claro que si! Tengo el corazón agradecido por su llegada y su salud. Muchos creen que no soy agradecida con la vida porque aún tengo en mi día a día la presencia viva de mi angelito, que le dedico momentos especiales así como lo hago con los otros… y están los que por atrás dicen que nunca mas volví a ser feliz…. Todos coinciden y se dicen entre ellos y siempre termina llegando a mis oídos de que yo ya no soy la misma, que algo cambio en mi… Es cierto, ya mis risas no son tan desaforadas. Mis ojos perdieron algo de su brillo. No suelo bromear todo el tiempo como antes…y es verdad que alguna vez pueden ver mi mirada perdida en el aire… No es tan difícil de entender, parte de mi murió un día, parte de mi cuerpo lleva una cicatriz al igual que mi corazón. Simplemente mi bebe alado se llevó un poco de mi con él, no podía dejarlo hacer ese viaje solo. Una madre muere un poco cuando muere un hijo, porque por más que sea algo que ocurre más seguido de lo que quisiéramos no es algo natural, no es algo que nuestro interior pueda comprender. Me rio menos, pero cuando lo hago es porque realmente siento ganas de hacerlo. Mi mirada se pierde.. es porque inconscientemente sigue buscando entre la gente ese rostro que jamás pude ver. Hablo menos, porque aprendí que nuestras palabras muchas veces terminan lastimando aun cuando quieren consolar. Estoy mas sensible, es que mi corazón perdió la coraza que lo protegía, se desplomó y se hizo añicos el día que supe que mi bebe había muerto en mi. Me siento cansada, perdí mucha fuerza tratando de comprender lo que no tenía que ser comprendido sino mas bien aceptado. Hasta hay días que me duele el cuerpo, me pesan los huesos y sin darme cuenta arrastro mis pies… no es que estoy deprimida, es que me espíritu esta mas activo que nunca siendo madre en la tierra y en el cielo también. Mi corazón esta pleno por los amores que tengo conmigo, pero una parte de él algunos días se cree vacío, es que tiene mucho de este mundo y por momentos se olvida que el amor verdadero no sabe de tiempos, no sabe de cuerpos, solo sabe dar y ser! Mi debilidad son las madres angelicales, las mamas con el alma mocha, me conmueven y me generan admiración, madres que aman y viven su maternidad día a día a pesar de este mundo tan materialista y tan elitista que recuerdan con orgullo que son madres de bellos hijos que no pueden abrazar y ni besar. Una vez mas admito, no soy la misma de antes, no me castigues por eso, no es nada fácil mi maternidad…

viernes, 2 de septiembre de 2011

Después de tanto tiempo vuelvo a sentirme en picada de nuevo...


Como una cascada inagotable este dolor vuelve a dejarme en carne viva el alma y siento que no termino de creer que haya sido yo quién vivió esa pesadilla… Que perdió ese embarazo… Que se topó con la muerte tan cara a cara y le jugo la peor de las jugadas… me dejó a mí el dolor del que se queda, del que no puede comprenderlo todo porque aun el velo no se le ha corrido…
Estuve escribiendo últimamente sobre cuestiones que son muy delicadas, ásperas para el entorno y de las que me abstuve de publicar porque no sabía si era mejor autocensurarme para no herir el corazón de terceros o esperar y revisar los modos con lo que me nacía decirlo.
Sin embargo la necesidad de volver a este, mi refugio, era tal que me permití este primer impulso y entré al blog. Los dolores son muchos, las desilusiones otras tantas, las preguntas que no terminan, pero sin dejar de valorar tantos y tantos logros y tanto sol después de la tormenta.
Seguramente les habrá pasado que después de mucho, pero mucho tienen esta sensación tan devastadora y tiene que enfrentarse con la mirada tan cruel de quienes no pueden ponerse ni por un segundo en nuestra piel… Podemos encontrarnos una vez más con una de nuestras peores enemigas, esas frases desafortunadas que sacan lo peor de nosotras. Una de esas que me ha irritado es: Ah! Seguís mal por eso… pensé que se te había pasado!!!
¡No tengo un resfrío! ¿Qué es eso de que se me tiene que pasar? Acaso el amor por un hijo se te pasa con el tiempo? Es una salvajada, totalmente desalmado pensarlo así y lo peor es que lo dicen con una tranquilidad que me desequilibra, me saca de eje y me pierdo dentro mío para no reaccionar de la peor manera. No quiero perder eso que aprendí con tanto dolor y es que la ira solo me genera más dolor y cero paz… y la verdad, el saber que mi angelito me acompaña en todo momento me da una responsabilidad mayor, no puedo permitir que me vea tan poco comprensible, después de todo los que están realmente confundidos y carentes de conocer el amor como lo hemos conocido nosotros son ellos, ahí es donde recapacito y vuelvo a mi centro y busco empezar de nuevo.
Eso sí, el empezar de nuevo no implica que el dolor se esfume así como que el que podamos volver a reír con fuerzas (cosa que nos puede costar mucho mucho tiempo como a mí me ha costado) quiera decir que ya lo superamos, ya no nos duele ya lo olvidamos. Porque por más que no comprendan nadie supera que ese hijo que se concibió en tu seno muera antes que vos por más que aún no haya nacido, por más que aún sea tan pequeñito que se pierda en la palma de tu mano, no la muerte de un hijo no se supera… yo no supero aquellas palabras de mi doc diciéndome su corazoncito ya no late… No eso jamás se supera. El no tenerlo con nosotros, corriendo, gritando, creciendo a nuestro lado no deja de doler jamás! Por más que lleguen arcoíris a nuestras vidas su ausencia es tal que no deja de doler ese lugar vacío en la mesa. Ninguna mujer puede olvidar ese momento, como no lo puede olvidar un padre. Ninguna mujer puede borrar ese instante en que le dan la peor noticia, en que entra el quirófano, en que vacían su vientre, en los días siguientes donde su cuerpo todavía no termina de asimilar el nuevo estado… NO, NO SE OLVIDA!
En estos días estoy preparando cosas para el jardín de Emmi y eso me genera tanta nostalgia por lo que pudo ser que me supera. Pero sé que tengo un motor que me saca siempre y corro con esa ventaja, yo tengo este hermoso arcoíris que salió después de la tormenta. Hay mamitas que lo viven más duro todavía, para ellas mi mejor deseo de que su arco iris llegue pronto! Por el momento solo puedo decirles no dejen de ahondar esta maternidad tan especial y tan autentica como todas, fuente inagotable de amor y enseñanzas que nos forma y fortalece para esta vida y la que vendrá!
Hay noches y días que creo más que nunca eso de que las lágrimas purifican el alma... Me haría tan bien no reprimirlas y permitírmelo aunque sea una vez más... Extraño esos días, esos sueños y toda esa seguridad de que nada malo podía pasar... Besitos al cielo♥

miércoles, 8 de junio de 2011

A todas las mamitas angelicales...


Hoy tengo la necesidad de agradecer a cada una de esas hermanas del dolor, amigas y compañeras que estuvieron a mi lado desde el primer momento en que necesité respuestas para tantas sensaciones nuevas y dolorosas que estaba viviendo, o simplemente saber que no estaba sola con todo ese huracán dentro mío.
A cada una de ellas les agradeceré hasta el último segundo de mi vida por todo su amor y cariño.
Mujeres que aprendieron del golpe más duro a doblar la apuesta y seguir adelante para no dejar que el paso de sus hijos por sus vidas fuera una anécdota para olvidar, sino todo lo contrario, la prueba más bella y pura del amor desinteresado.
No podría nombrar una por una porque esta cadena de amor es infinita, día a día se suman más mamitas angelicales a mi vida. Es increíble la naturaleza de la mujer que en lugar de aislarse en estos momentos, se reúne y se consuela buscando juntas superar todo sufrimiento y hacer de esto una verdadera cadena de Amor y amistad donde le esperanza no deja de alimentarse y el consuelo de darse. Gracias por esos oídos, por esas palabras tan dulces, por los silencios inestimables y el respeto ante todo de mi fe.
Gracias, son un tesoro inmenso para mí, muchas veces quisiera poder tener charlas más extensas y más frecuentes con cada una, pero ustedes saben bien que se hace imposible, somos muchas y seguimos sumándonos, pero las tengo presente a cada una cada día, las recuerdo y las tengo en mis oraciones.
Si algo aprendí con ustedes es que esa frase que leí un día en un libro de Bucay era más que real y comprobable, muchas lo compartimos en distintas oportunidades… “Son estos momentos en que los amigos se convierten en extraños y los extraños en amigos”… porque cuando hubo algunos que se esfumaron la vida nos dio el doble con esta amistad que no sabe de distancias. Gracias mamitas angelicales por estos cuatro años (y digo cuatro para abarcar a todas, aun las que hace solo unos días que caminan junto a mi).
Gracias por su amistad y por esos sobrinos angelicales que me regalaron y por los que me siento tan orgullosa, esas sabias y diminutas personitas que llegaron a nuestro mundo para transformarlo todo y no dejar que nuestras vidas sigan tan bacías y faltas de ese amor deseoso de darse!
Gracias por esos Principitos que nos enseñaros que lo esencial es invisible a los ojos.
Las amo♥

lunes, 16 de mayo de 2011

Se puede ver brillar el sol nuevamente, merecemos disfrutar un bello amanecer...



Mi agradecimiento a Dios por la llegada a mi vida de mi ángel será siempre infinita y más infinito es el agradecimiento por su transformación en mi después de su partida…
Después de mucho tiempo volví a trabajar, fue algo temporario pero intenso en lo personal.
Por primera vez Emmi y yo nos separábamos tanto tiempo, nos veíamos poquito y nos extrañábamos muchísimo. Y quién tuvo un bebe después de perder un embarazo sabe que el momento de la separación (ya sea por trabajo, por un viaje de placer o por lo que sea) de este bebe que llega entre miedos y ansiedades, es terriblemente complejo. Es necesario para ambos pero indescriptiblemente angustiante.
Siempre lo dije, el dolor te hace más fuerte, te hace crecer y te fortalece, depende de uno querer levantarse y ver como se sigue o quedarse tirado llorando y dejándose morir.
Esta experiencia de 20 días de trabajo me mostró claramente lo que sentía mi corazón, me dejó ver en mis actos lo mucho que avance y crecí estos tres años, casi cuatro…
Después de la perdida de mi amado y esperado bebe supe que si me disponía a seguir viviendo no había ya nada que me paralizara, no habría nadie que me hiciera sentir inferior como me sentí toda mi vida ante los demás, sea quien fuera ese demás. No quiero decir que me sienta más que nadie, ni por un segundo, pero si aprendí a descubrirme tan valiosa y amada como cualquiera de los hijos de Dios. Algo tan claro para mi fe, pero imposible para mi interior donde solo yo conozco mis verdaderos miedos y fortalezas, solo yo y El Amado. Pero evidentemente eso fue pasado, fue parte de aquella Lucía que necesitaba desplomarse por completo para poder ser formada y moldeada nuevamente.
Pude en estos días dar amor y ser cordial mucho más de lo que creía que podía ser, aun cuando del otro lado no lo eran conmigo y recibir como recompensa muchas sonrisas y palabras bonitas después de mi entrega. Pude ofrecer de corazón injusticias que pasé y aún después de sufrirlas ver como el seguir adelante sin cambiar yo mi esencia y mis principios eran desvanecidas casi por completo las espinas que se me habían incrustado en el corazón, como nunca antes me había pasado, (quién me conoce solo un poco sabe lo terriblemente dura y culposa que soy conmigo si alguien me hace algo, siempre buscando en donde fallé y autocastigándome sin poder controlarlo) pero esta vez todo fue entrega. ¿Qué podía golpearme más fuerte que el saber que mi bebe nunca iba a estar en mis brazos en esta vida, como para que eso me detenga y me cambie?...
Me encontré con personas agresivas y violentas que no median si su primer palabra hacia mí era a los gritos, ni siquiera se percataban si era yo quien debía solucionar sus problemas, pero lo hacían. Y para sorpresa mía no me atrapó ni el llanto, ni se apoderó de mis rodillas ningún temblequeo incontrolable, es más, no me inmuté, no me hice cargo de los mambos ajenos ni permití que su “locura” me afectara negativamente, todo lo contrario busque ser yo quien controlaba esa situación y la mayoría de las veces lo logré más que exitosamente, teniendo como resultado satisfactorio algún: perdón, usted no tiene la culpa… ¿Qué grito o que agresión podía golpearme más fuerte que las palabras de mi doctor cuando me dijo que el corazoncito de mi bebe ya no latía?...
Conocí personas muy diferentes a mí y otras mucho más parecidas de los que se pueden imaginar, y si el diálogo nos llevaba a hablar de nuestras vidas nombré abiertamente y sin ningún temor mi maternidad diferente, conté, sin dudarlo, a cada uno de mis hijos.
Mantuve mi corazón en mi familia, mi mejor predisposición en el trabajo, sin dejar de recordar en ningún momento todo lo que viví.
Aunque parezca increíble, (por la vertiginosidad con la que transcurría la jornada) día a día fui hablándole con el corazón a mi bebe alado compartiendo con el esta transformación que había hecho el Señor en mi al hacernos vivir nuestra relación madre e hijo de un modo diferente pero pleno.
¿Me levanto y vivo dando gracias a Dios día a día por haber permitido que en mi vientre viviera algún tiempo ese bebe tan soñado? o ¿me quedo desplomada llorando su partida, secando mi vida con cada lagrima derramada, odiando, maldiciendo por la más injusta de las desgracias?
Vivo!! No hay dudas de eso, porque la Vida es un Don de Dios, un regalo precioso que no puede ser negado, El Señor me dio vida, el Señor depositó en mi vida más vida con cada uno de mis hijos, y dejó a mi cuidado la delicada vida de mi bebe, repleta de bendiciones que transformaría mi existencia completamente. Esa vida que continúa aun después de su partida.
No hay dudas, es posible ver el sol nuevamente, no hay porque temer, nuestra vida puede ser plena nuevamente si nos proponemos vivirla en honor al AMOR incondicional y eterno de nuestros hijos. Siempre nos va a faltar algo, habrá lágrimas y días nublados pero por eso no deja de ser un amor verdadero, una maternidad verdadera, una bendición en nuestras vidas que algún día será coronada con un abrazo, un beso, una mirada a los ojos y el te amo más bello!
Siempre quedará en nosotras la responsabilidad de darle a nuestros hijos el mensaje de amor más rico. Siempre nos será poco el amor que les damos, siempre esperaremos el reencuentro y siempre hasta que podamos vernos daremos gracias a la vida por haberlos tenido en nuestro vientre por más que haya pasado tan rápido todo.
Ya se acercan los cuatro años… como pasó el tiempo, cuanto he caminado, cuanto más he crecido… cuanto más seguí viviendo a pesar de que alguna vez creí que simplemente sobrevivía.
Te amo mi cielo, Mamá.

domingo, 10 de abril de 2011

Ese sentimiento de culpa...


No sé si estaré en un momento esperado de este camino, no sé si me habré estancado o simplemente este recorriéndolo haciendo senda a medida que avanzo.
Me planteo el tema de la culpa, una vez más, pero no del mismo modo, vuelve a mi este sentimiento pero desde un lugar de madurez inevitable y al mismo tiempo con una irracionalidad incomprensible, teniendo en cuenta que he avanzado ya muchos kilómetros y he dejado atrás infinidad de obstáculos.
¿Que pude haber hecho yo para no perderte? ...
Creo que nada, porque si hubo algún mínimo malestar que podía avisarlo fue tan insignificante que lo pasé por alto...
Si, allí una culpa escondida, ¿cómo pude pasar por alto el más mínimo llamado de atención de mi cuerpo cuando en él se gestaba tu vida?... sí, eso para mí ya es imperdonable.
Al mismo tiempo recuerdo (quizás como un auto consuelo) las palabras de mi médico explicándome que era muy probable que la perdida se debiera a alguna malformación o enfermedad cromosomática que fuera incompatible con la vida.
He leído muchos testimonios de madres que tuvieron que escuchar esta frase tan detestable en embarazos de alto riesgo, donde la vida de sus hijos después del nacimiento fue muy corta, si es que pudieron nacer y no murieron en embarazos más avanzados que el mío... y allí en medio de ese planteo interno me surge otro sentimiento…
Que increíble! como puedo ver así que hasta esas mamás fueron bendecidas, porque cada instante, cada segundo más que se tiene con su hijo "terrenal" es indescriptiblemente un maravilloso regalo de Dios!... es ahí donde me pongo a pensar en la dicha y la bendición que me fue dada, la de un hijo angelical, un hijo que si vivió en mí, por más débil y veloz que haya sido su paso por esta tierra, aun cuando recién comenzara a asomarse a nuestra realidad, fue real, no fue un sueño que nunca se dio, él estuvo en mi vientre, chiquitito, sin terminar de formar, siendo tan pequeñito que se perdía en la palma de mi mano, pero desbordante de amor.
Que bendecida que fui al poder ver el positivo en el test de embarazo, al poder guardar la ecografía con mi porotito, al ver su corazoncito latir al menos una vez, al recibir su primer conjuntito de parte de la tía, de recibir su primer juguete de parte de los abuelos del corazón...
Que afortunada y bendecida fui y soy sabiendo que infinidad de mujeres sueñan con vivir ese momento tan mágico e inexplicable donde el corazón se te sale por la boca, las risas dominan tus labios y las lágrimas se derraman como una catarata incontenible.
Si, obviamente ninguna mujer podría disfrutar de este momento de felicidad con la conciencia puesta en que en cualquier instante el cielo la aplastaría, nadie desea tener este momento de felicidad porque sabe que es el único que le tocará y todo terminara ahí, por supuesto que no! pero cuando el momento soñado ocurre, una apuesta el doble a ese sueño, inmediatamente lo expande al futuro, inmediatamente se da cuenta que está volando de felicidad, no puede más que alegrarse como lo hizo María. En ese instante no hay miedo que pueda con nosotras, nada nos detiene a soñar con el mañana, nada nos impide vernos con panza, esperar la próxima ecografía, desear las pataditas, buscar EL nombre, planificar el parto, reacomodar la casa para recibirlo, pensar en los padrinos, y así seguir hasta tener toda su vida en nuestro corazón deseando que solo sea feliz!
Yo agradezco a Dios por la llega de este bebe a mi vida, si me entristece cada día tener que vivirlo en soledad , como si ese bebé solo haya sido fruto mío, si solo tuviera mamá... pero en eso yo no tengo culpas y el dolor ahí es otro, y demasiado tengo yo con mi dolor como para cargar con las culpas y los dolores que no me corresponden, no es egoísmo ni falta de compasión, no, esto solo se trata de que los dolores no se comparten, solamente uno puede acompañar a quien lo sufre pero son como las huellas dactilares de cada uno, y solo es uno el portador de ellos.
Culpas... son muchas, son ilógicas, pero inevitables… y duelen…
¿Sentirá mi bebe que minimice su partida al buscar un hermanito tan pronto?
Mi fe me dice que aquellos seres que nacen a la Vida eterna tienen una claridad y una totalidad de la verdad de la que nosotros seres finitos carecemos.
Si es cierto que mi duelo fue postergado, siguiendo con el consejo de mi doctor que con toda su mejor buena voluntad y cariño me aconsejo no esperar mucho para volver a quedar embarazada, lo que ocurrió con éxito al primer intento, bajo todo el cuidado y el control médico posible.
La llegada de Emma trajo consigo toda la esperanza pero de igual modo todos los miedos que jamás había tenido en mis otros embarazos, pero no solo eran miedos por lo que había pasado recientemente sino que a eso se le sumo el riesgo real, porque desde un principio parecía que la historia se repetiría. Unos días después de la confirmación de su llegada a nuestras vidas comencé con las perdidas y todo era confusión y terror… Intente, sin lograrlo del todo, disfrutar y vivir este nuevo embarazo, pero fueron nueve meses entre cama y cuidados, controles y ansiedades…
No deje ni un solo día de pensar en mi bebe del cielo, pero la verdad es que jamás me tomé el tiempo realmente necesario para asimilar lo que nos había sucedido, para llorarlo hasta desfallecer… tal vez por eso el duelo más duro lo viví después… y tal vez por eso la etapa de dolor agudo fue mucho más extensa… no lo sé, es que todo duelo es único como lo es todo doliente y como lo es el momento en el que ocurre…
Es tan complejo el corazón humano y tan sencillo que uno mismo nunca puede terminar de descifran sus sentimientos.
Por eso es que nuestros bebes alados tienen en nuestra vida una serenidad que nosotros ante la pérdida no tenemos, ellos no necesitan nuestro consuelo porque fueron consolados directamente por los brazos del Señor y son ellos, quienes en el silencio y lo sobrenatural nos consuelan a nosotros.
Somos mamás angelicales y es cuando aceptamos esta maternidad diferente que nuestra vida se transforma completamente, se entrega a ella del mismo modo natural que nos entregamos a la maternidad terrenal, con cuerpo y alma, más allá de todo lo palpable que identifique a ese hijo.
Siempre digo lo mismo, yo amo a mis hijos, no por su color de pelo, ni su belleza o fealdad, no por su salud, ni porque hayan pasado enfermedades, no, los amo como son y amo lo que son, aun cuando me hacen enojar, aun queriendo que cambien algunas cosas que los perjudican. Así como he buscado los mejores médicos cuando algún problema en su salud nos quitó el sueño.
Hoy leí algo que me tocó profundo: estás perdidas terrenales tan dolorosas son ganancias para la Vida eterna!!! Y así es, allí todo será mucho más perfecto de lo que soñamos, ese es el mayor consuelo, saber que nuestra historia también tendrá un final feliz, si! porque esto recién comienza y estos son nuestros primeros pasitos tambaleantes y confusos donde esta maternidad tan especial por momentos nos desborda.
Y surgen infinitas culpas que se van hilando con las anteriores y van tejiendo el manto con el que protegemos sus recuerdos, lo protegemos para que no desparezcan, para que no se enfríe este amor. Esos hilos son todos los sentimientos que se forman desde uno solo, desde el inicio de su vida y de nuestra maternidad tan incomprendida muchas veces, tan menospreciada otras tantas. Pero tan real y profunda como las que se dicen comunes…
Culpas… ¿quién no las tiene?… Ellas nos llevan muchas veces a buscar la perfección y la pureza de nuestros sentimientos, culpas que no tienen culpables reales solo es la impotencia de nuestra pequeñez encubierta, disfrazada de dedo acusador buscando respuestas… respuestas que seguramente no tendremos en esta vida … Besitos al cielo!

martes, 5 de abril de 2011

No todos comprendemos el don de la Vida...


Cada persona es completamente diferente mas allá de que todos somos hijos de un mismo Padre, formados por el mismo Creador...
Me cuesta comprender, intento no juzgar las reacciones de nadie, pero es casi imposible no hacerlo interiormente, que no resuene en mi cabeza la pregunta ante la actitud distante, fría o despreocupada de otras mujeres frente a la pérdida del embarazo...
Muchas muestran eso como una coraza pero en el fondo de sus corazones el dolor está allí tan presente como en el mío, del que hablo y del que otras mamis angelicales hablan...
Pero lo que no puede mi corazón terminar de comprender es la frialdad de otras tantas mujeres que no sienten ni el más mínimo instinto maternal en el principio del embarazo, ni mucho menos ante la pérdida... Lo cuentan como un hecho cotidiano, como un percance que en la próxima puede salir mejor...
Cuando me enteré que mi bebé podría haber dejado de vivir mi corazón se detuvo, mi pensamiento se detuvo, mi vida se detuvo y con todo mi universo paralizado el cielo se desplomó sobre mí.
Necesitaba respuestas, necesitaba saber de él, de cómo seguía todo, de que posibilidades de error eran posibles y guardé hasta el último momento esperanzas de que todo fuera solamente un error, un sueño demasiado largo... necesitaba creer que nada de eso estaba pasando y que en realidad todo estaba bien...
Lloré, no quería ver a nadie, no podía escuchar a nadie, me dolía el cuerpo porque el alma no paraba de sangrar. Le habían dado una paliza a mi vida y no existía el modo de ocultarlo... tal vez sea por eso que cuando escucho contar a "Fulanita" que perdió un embarazo y al otro día siguió con su vida como si se le hubiese explotado una ampolla del pie no puedo digerirlo, no lo entiendo y me es como un reflejo el preguntarme si no será mentira que estuvo embarazada, sino será que lo dijo porque su cabeza está realmente mal pero su corazón mucho peor y utilizó eso para retener a alguien, para llamar la atención, o quien sabe porque... el tema es que no puedo creer fácilmente de que sea tan natural para alguna mujer perder un hijo y que no le afecte nada en su vida, nada como para poder disimularlo, nada para poder seguir sin sentir que lo que menos importa es ese hijo que murió.
Pienso si, en la ignorancia de muchas mujeres sin la educación mínima como para comprender que ese bebe ya está en formación y es un bebe creciendo, aun cuando todavía es un embrión no tienen ni idea el movimiento de vida que hay en su cuerpo aunque no tenga la forma del bebe que verán si llega a nacer.
El mió estaba dejando de parecerse a un renacuajo y comenzando a tomar esa forma despareja de ser humano.... mi bebe era muy pequeñito, era mi porotito, era hermoso así con su forma tan distante a lo que realmente iba a ser si llegaba a nacer, mi bebe apenas llegaba al centimetro y algo y sin embargo le dió a mi vida el amor mas grande que podría imaginar, le dió a sus hermanos la lección de amor mas impresionante, y transformó nuestros corazones como jamas nadie podría haberlo hecho, porque nos enseño en esas pocas semanas en nuestras vidas lo escencial, lo realmente importante, la verdad del amor y la pequeñez de cada uno de nosotros y lo fragiles y vulnerables que somos.
No necesitamos de mucho tiempo para amarlo, no necesitamos de ecografías con su rostro ni tampoco de sentir sus pataditas... no me voy a cansar de decirlo, solo saber que allí estaba fue suficiente para dejar nacer el vínculo de amor que nos unió y lo hizo parte real de esta familia para SIEMPRE.
Hay veces que me planteo tristemente el poco amor que tenemos dentro nuestro, el poco amor en el corazón del hombre a pesar de haber evolucionado tanto, de tener respuestas más claras y hasta científicamente justificadas del comienzo de la vida ¿cómo puede ser que se la desprecie y se la desvalorice mas todavía?.
¿Cómo puede ser que sabiendo que un bebe muy pequeñito, como para perderse en una mano, también siente dolor, también se asusta? ¿Cómo a pesar de saber tanto, hoy por hoy muchas personas crean que un embrión no es un bebe, un embrión no es aún un ser humano, un embrión no es persona, un embrión no es un hijo?...
Como será que nos cuesta comprenderlo que todavía seguimos diciendo cuando una mujer se entera que está embarazada que va a ser mamá o al hombre se le dice que va a ser papá, ya son papás, ese al que le hablan en secreto en sus cuartos apoyándose en el vientre de sus mujeres es su bebé, ese al que le llaman con un apodo cariñoso o ya con un nombre al saber el sexo, ese es su hijo o su hija y ya los hizo papá o mamá... mientras sigamos sin comprender eso será imposible comprender el duelo de quienes pierden a sus bebes... y cuando así sea tal vez quienes lo hayan perdido tomen real conciencia de que ese dolor que guardan en el pecho y no le encuentran explicación a través de los años es el duelo al que se negaron por no querer reconocer que la vida comienza en la concepción.
Dios nos perdone tanta crueldad, tanto desprecio por el maravillosos Don de la vida.
Yo, mamá angelical, mujer que vive su maternidad diferente con amor seguiré hablando, seguiré buscando con total humildad hacer comprender este maravilloso tesoro que nos es dado, seguiré llevando como estandarte el respeto por la vida desde la concepción y seguiré hasta mi muerte siendo voz de los que no tienen voz en honor a mi bebe angelical, en honor a todos los bebes angelicales y por sobre todo para la Gloria de Dios!