domingo, 25 de julio de 2010

Un sueño recurrente, la llave...


No puedo llegar a comprender el porque de que ciertas imágenes y situaciones se repitan intensa y constantemente desde el día que perdí a mi bebe.
Como ya lo conté en otras oportunidades mi embarazo llegó a su fin cuando recién comenzaba a disfrutar de la noticia que tanto había soñado.
En un segundo control con mi ginecólogo y mi segunda ecografía no pudieron sentirse los latidos de su corazoncito, nos hicieron esperar una semana para ver si aún era muy pequeño para escucharlos. A la siguiente confirmaron que su corazón ya no latía. Me fui a casa con el mundo completamente dado vueltas, con un tsunami en el alma y el cuerpo que había devastado mi vida, o al menos lo que era mi vida hasta ese momento.
Las indicaciones médicas que siguieron fueron reposo, para evitar que estando en la calle o haciendo algún esfuerzo me sorprendiera una hemorragia, (como si yo tuviera ánimos en esos días para andar paseando).
Como nada ocurría ni la mas mínima perdida, ni una pequeña contracción me dieron mas medicación y unos óvulos pero nada... Yo hoy y a la distancia me doy cuenta que no comprendía lo que sucedía ni lo que debía suceder...
Siguieron las ecografías y con ellas mi confusión aumentaba, mi embarazo había culminado, “había perdido a mi bebe” pero seguía viéndolo en una pantalla, seguía dentro mío. Mientras todos esperaban que mi cuerpo lo despidiera como un desecho yo lo albergaba con todo mi amor esperando que el milagro ocurriera, que en un próximo control se escucharan sus latidos...
Sé que mi ginecólogo sabia sin que se lo dijera que en cada nuevo control era eso lo que mas deseaba y sin decirme nada volvía a subir el volumen y permitía que escuchara que no había latidos... Ese simple gesto, tan insignificante para algunos para mi fue una “tranquilidad” al momento de recordar y saber que no hubo dudas.
Pero si hay algo que me dejó un sabor amargo que nadie podía evitarme fueron los pasos previos al quirófano, desde la declaración que firme donde decía que comprendía los riesgos del legrado hasta tener que leer desde el mínimo detalle de lo que me iban a hacer y le iban a hacer a mi bebe, los instrumentos que se utilizarían, sus formas y su modo de usarlos.
El prequirúrgico, otra situación por la que una tiene que pasar y donde se enfrenta a las miradas y los comentarios mas inapropiados de la recepcionista del laboratorio, la enfermera, el cardiólogo y cada uno con los que te toca hacer algún trámite y quiere saber que sucedió, hasta el que insinúa si provocaste el aborto...(por suerte no en todos los centros médicos hay de estos personajes y se sabe que del mismo modo están aquellos seres compasivos que nos contienen y acompañan, gracias a Dios también me tocó conocerlos).
Para quienes amamos a nuestros bebes desde antes de nacer sabemos que cada pequeña célula de su ser es maravillosa, es un tesoro en desarrollo.
Muchas veces me soñé en aquel quirófano dormida, con mis brazos en cruz completamente alejada de mi cuerpo... conectada al electro y al oxígeno, con las vías en mis brazos, escuche los sonidos de los instrumentos, ese olor tan particular del lugar, mis piernas (en posición tan natural para mi en el parto), risas, charlas, comentarios habituales entre compañeros de trabajo alejados de mi dolor, sola, destruida, atormentada por caer en la realidad de que estaban lastimando, arrancando un embrión, desterrando de mi cuerpo a mi bebe... a ese tesoro que ya no se desarrollaría jamás en mis entrañas, no se alimentaría nunca de mi pechos, no saltaría en mi vientre...
Redescubrí gracias a ese amor que vienen a dejarnos estos bebes, que aquellas técnicas quirúrgicas lo habían separado físicamente porque nosotros solos no podíamos hacerlo aún, pero era tan grande, profundo y conciente ese amor, era tan real y comprometido que por mas que esta sensación de mi vientre vacío haya quedado en mi para siempre puedo afirmar que en mi corazón se instaló la certeza de su llegada y mi vida.
Por mas que todos cuenten como hijos míos los que pude parir, yo orgullosamente se y digo sin pudor que mi corazón parió un hijo para la eternidad..
Mi bebe es real, aunque algunos no comprendan la realidad de mi maternidad y crean que es simplemente una creación de mis deseos para consolar aquella pérdida.
Me duele y me dolerá toda la vida su ausencia física y lo admito como así debo admitir que la realidad de su corta estadía física en esta vida me llenó el alma y me hizo crecer...
Morí un poco aquel día, desgarraron mi cuerpo junto con el suyo y ese recuerdo me aterra. Nací también junto con el aquel día a un mundo donde lo material es pasado, donde respiro y me alimento mas de lo interior y sensitivo que de cualquier otro modo.
Tal vez ese sueño tan monótono y persistente que a pesar del tiempo aún continua visitándome es la puerta que me conecta con aquellos días, es la llave del cofre donde guardo los recuerdos mas concretos de que mi bebé estuvo en mi y no solo fue un deseo de toda la vida que llegara, sino que llegó y se quedó para siempre.
Ni él quería desprenderse de mi vientre ni yo quería que lo hiciera.
No pudimos evitar la separación física y no me quedó mas que aceptar que se instalaría en mi corazón de un modo mucho mas pleno que cualquier otro afecto.
Tal vez este sueño me muestre no el día que desprendieron su pequeño cuerpecito de mi, sino que me haga ver el momento en que parí a mi bebe para la eternidad, y en aquellas escenas tan auténticas pueda reconocer el comienzo de esta maternidad diferente.
Parada de este lado de la calle puedo comprender después de tanto esquivarle a este sueño que cada vez que vuelva a encontrarme flotando en aquel lugar que tanto me une a mi bebe, observando una vez mas aquellas escenas no intentaré salir corriendo desesperada, no me despertaré deseando que no vuelva a ocurrir, simplemente pondré mis manos en mi pecho y diré: Te amo y te amaré por siempre!
A Santino o Lucía.

jueves, 15 de julio de 2010

Vientre incompleto.. corazón suspendido ...sueño del que me despertaron antes que terminara..



No se si a alguien le pasó esto que me pasa a mi últimamente, mas a menudo de lo que yo pensé, porque en un principio creí que iría desapareciendo esta sensación con los años..
Me encuentro de pronto con mi mano sobre mi vientre, buscando el calor de mi ángel dormido, es como si mi cuerpo no pudiera comprender todavía de que nunca va a llegar el día que mi panza explote de vida como debía suceder.. Es como si se hubiese quedado esperando mi mano poder sentir sus movimientos y no se resigna a la realidad de que jamás pasará. Por momentos pienso si esta mala jugada de mi inconsciente no es las que el reclamo físico de mi propio cuerpo... El había engendrado una vida, que crecía, se desarrollaba, era bienvenida y festejada, celebrada con el mas completo amor y de pronto cuando recién todo empezaba, mucho antes de zambullirse a este mundo se desvanece, y con el se esfuman sueños, deseos, caricias, canciones de cuna, perfumes, sabores... y el cuerpo no comprende porque tal vez la mente no termina de comprender. Tal vez el espíritu se entregue a esta forma de maternidad pero lo humano, lo limitado de esta vida no termina por comprenderlo nunca, tal ves el espíritu madure mas y mas con los años pero lo limitado y pequeño de este cuerpo tan terreno no termine de aceptarlo nunca..
Dejo mi mano ya sin culpa, sin sentir pudor porque alguien me vea, si, ya no está allí su pequeño cuerpo dormido, pero estuvo allí, se formo allí y en ese cálido lecho se durmió para despertar nuestro amor al mágico sueño de lo infinito..
Gracias mi amor, gracias por tus mimos..

miércoles, 7 de julio de 2010

El tiempo cura, pero tambien aclara ...


Siempre sentí que algo de mi murió con mi bebe, sigo pensando lo mismo con mas firmeza que nunca.
Hace diez días cumplí 35 años, hace diez días se cumplieron 3 años de que entré a un quirófano para que mi vientre se vaciara de mi regalito de Dios.
Hoy ya con muchos pasos dados en este duro camino puedo confirmar mi pensamiento con mayor claridad, parte de mi murió aquellos días de junio del 2007 cuando me decían que los latidos de mi bebe no se oían, que su cuerpito ya no tenia vida, cuando me sometí al horroroso momento de saber que entraba a un quirófano par salir sin mi amorcito..
Ese día murió mucho que había en mi y no sabía, murió en mi ese egoísmo que no pensé que tenia, murió la indiferencia ante el dolor del otro, murió ese pudor de no hablar con quien había padecido un dolor semejante para no empeorar las cosas. Esa mañana desterraron de mi esa seguridad ficticia de creerme que puedo manejarlo todo y descubrí con la cicatrización de las heridas y los pasos que fui dando en este duelo eterno que el amor es mucho mas de lo que pensé y me permití sentir, que fui muy pobre como madre, miserable como amiga, avara como creyente, pobre de corazón conmigo misma, demasiado critica con lo errores ajenos, fui poco cariñosa con quienes necesitan de consuelo pero mucho mas con mis seres amados.
Descubrí en mi tantos defectos que me estremecieron y jamás pensé que tenía, siempre me creí una buena persona y simplemente fui una mediocre en la vida. Ese junio hace tres años con mi bebe murieron grandes partes de mi, murieron muchos sueños, muchas ganas de, murió todo el cariño que había guardado desde mi niñez para ese bebe que siempre dije que nacería para esa época de mi vida... cada bello gesto que guarde para mi pedacito de cielo se fue llevándose consigo un poco de todo eso horrible que había en mi...
Mi bebe no iba a pasar por mi vida como un simple fracaso, pasó y pasa por mi vida dándome la mayor lección que ningún gran maestro pudo darme..
Se que queda mucho por corregir en mi, queda mucho por purificar y mas todavía queda muchas cosas buenas que si hay pero que necesitan del alimento que da el compromiso para seguir creciendo, pero no desespero, a pesar de haber aprendido de que la vida es corta, mucho mas de lo que creemos se que mientras no nos quedemos quietos y mantengamos nuestro corazón en movimiento seguimos avanzando.
Sigo día a día deseando sentir algún día su cuerpito contra el mío y fundirnos en un abrazo y poder llenarlo de mimos, mientras tanto seguiré embelleciendo mi alma para que cuando podamos mirarnos a la cara tenga mas cosas por las que darle las gracias a mi bebe y menos por las que avergonzarme..
Maternidad compleja y sencilla esta. Maternidad del cielo y de la tierra, maternidad que nos compromete con ser mejor para el mundo porque nuestro mundo deja de ser solo nuestro hogar. Nuestros bebes nos muestran que en lo limitado de lo material moriríamos y sin embargo en la plenitud del amor somos libres y partes de todo.. Maternidad bella la que nos ha tocado que nos compromete a ser mejores no solo para nuestros hijos sino para el mundo..